Como sucede con el agua, el aire denso se sumerge al punto más bajo que existe y esta tendencia nos lleva a algunos fenómenos interesantes en las regiones áridas y montañosas. En la parte baja de los principales ríos y cuencas del desierto de Chihuahua, se forman en el invierno, durante las horas sin viento de la noche y al amanecer, charcos y ríos de aire denso. Sin ninguna otra fuerza mas que la gravedad, se resisten a mezclarse con el aire caliente y menos denso, que les rodea. Los contaminantes atrapados dentro de este aire frío, se acumulan en esta inversión de temperatura hasta que el sol calienta el aire a una temperatura mayor y solo hasta entonces las ciudades pueden salir de sus capas de contaminación.
¿Pero de dónde viene el aire frío? Las desgastadas
orillas rocallosas de las montañas transmiten rápidamente calor con el
aire seco de la noche y enfrían la delgada capa de aire que se encuentra justo
encima de ellas. Este aire fluye lentamente por las pendientes y arroyos para ser
reemplazado por aire caliente que, en forma alterna, se enfría y fluye.
Así como las guerrillas se infiltran en territorio enemigo, estos zarcillos se
esconden en las superficies bajas para unirse y vencer.
Colaborador: Scott M. Cutler, Museo Centennial, Universidad de Texas en El Paso.
El Diario del Desierto es una coproducción del Museo Centennial y KTEP, Radio Nacional Pública en la Universidad de Texas en El Paso.
Phillips, S. J., and P. W. Comus. 2000. A Natural History of the Sonoran Desert. Arizona-Sonora Desert Museum Press, Tucson, 628 pp (p. 58-59).
Traductores: Richard R. Ford y Genny Mooser.